Un mundo ávido de metáforas
La muerte casi coincidente de Steve Jobs y Dennis Ritchie desató un debate singular en internet cuando los admiradores del segundo reprocharon que se hicieran mayores homenajes a un empresario que al inventor del Sistema Unix y del lenguaje de programación C, dos de los soportes en los que descansa la revolución informática de nuestros días. Podría responderse que el fundador de Apple fue capaz de fundir tecnología y belleza para crear una serie de productos que además de bienestar y funcionalidad, producen autoestima, pero dicho en esos términos tan subjetivos no conseguiremos sino dar la razón a los defensores de la ciencia aplicada. ¿Es más trascendente la aportación de Ritchie que la de Jobs? Es probable, pero nadie puede negar que el empresario Jobs hizo tan visibles los cambios en nuestra percepción del mundo que su marca ya es un ícono de nuestro tiempo. Para decirlo de otro modo, Ritchie es soporte concreto de nuestra realidad, mientras que Jobs es una de sus mejores metáforas.