9/7/24

Alvaro Custodio, ciudadano del teatro

 

Es probable que Alvaro Custodio no llegara a ser profeta en su propia tierra; incluso es demostrable que su obra surgió más como efecto colateral del exilio que como el fruto de una vocación temprana; lo cierto es que este minucioso y apasionante retrato de un hombre que fue empleado de la Sección de Criptografía del Ministerio de Información durante La Segunda República, que tomó las armas para reforzar la precaria resistencia de Barcelona, y que durante cincuenta años se dedicó a desempolvar al teatro clásico, nos revela a un españolísimo ciudadano del mundo y de esa patria chica llamada teatro, de la que también fue un habitante distinguido.

Además de desmensuzar la biografía crítica de un artista forjado en azarosas coyunturas, Juan Pablo Heras logra que Alvaro Custodio, ciudadano del teatro se lea como un vibrante relato sobre los puentes culturales entre España y México que el oscurantismo militar no logró dinamitar.  


Heras, J.P. Alvaro Custodio, ciudadano del teatro (2014).  Madrid. Ediciones Antígona, S. L.; 1st edition (1 enero 2014)



7/7/24

Meditaciones sobre economía de Simone Weil.

El pago de las deudas es necesario para el orden social, el no pago de las deudas, es igualmente necesario para el orden social. La humanidad oscila desde hace siglos, con hermosa inconsciencia, entre estas dos necesidades contradictorias. Por desgracia, la segunda lesiona muchos intereses en apariencia legítimos y no se hace respetar sin agitación y sin cierta violencia. Dice Proudhon que la propiedad privada no es mala ni injusta, sino imposible. Se entiende por propiedad no el hecho de poseer un bien cualquiera, sino el derecho –más importante– de prestarlo a interés de cualquier forma, sea alquiler, arrendamiento, dividendos... La demostración de Proudhon descansa sobre sobre una ley matemática muy clara: el rendimiento del capital implica una progresión geométrica. Suponiendo que el capital sólo produczca un interés del 1%, si se acrecienta siguiendo una progresión geométrica, lo hace a razón de 1+1 sobre 100. Toda progresión geométrica engendra números astronómicos con una rapidez que desborda la imaginación. Un simple cálculo muestra que cualquier capital, aunque sólo diera un interés insignificante del 1%, se duplica en un siglo, se multiplica por 7 en dos siglos y, con un modesto interés del 3% se centuplica en el mismo periodo de tiempo. Por lo tanto, es matemáticamente imposible que todos los hombres de un país sean virtuosos (prósperos) durante tanto tiempo... (por fuerza, habrá deudores permanentes). Por todo lo anterior, si para el orden social es necesario que se paguen las deudas, es más necesario aún que la gente no pague sus deudas.


Simone Weil, El poder de las palabras (2022). Ediciones Godot. Recuperado en: https://es.everand.com/audiobook/710592732/El-poder-de-las-palabras