22/4/23

Chespir

Hace algún tiempo, Alejandro Magallanes impartió un taller de cartel en la UV y en él se tomó a los grupos artísticos de Difusión Cultural como modelo para un diseño alusivo a su trabajo. El encargado de hacer el cartel relativo a Orteuv fue Mauricio Muratalla y él concretó un atractivo diseño que, a pesar de gustarme, yo rechacé porque constituía una engañosa alusión al teatro -más bien a la televisión- en la que Orteuv no se sentía reflejada. Anoche, hojeando el catálogo de una bienal de cartel en Polonia, me encontré casualmente con el afiche de Muratalla y pude apreciarlo de otra manera. Por supuesto se eliminó la alusión específica y se agregó una leyenda que contrasta lo clásico y lo moderno, Europa y Latinoamérica (¿el teatro y la televisión?). Visto así, el cartel se vuelve lúdico, expresivo, provocador y muy mexicano. ¿O ustedes cómo lo ven? ¿Cuál es la función que cumple el cartel? ¿Se modifica el mensaje según el contexto?

6/4/23

Homo políticus v. México DF 2005

“No vamos a hablar de Cortés ni de la Malinche”, dice en una de sus partes la versión mexicana de Homo políticus, y la negación explícita de un tema que parecería obvio al abordar un proyecto binacional de clara connotación política propició el primer posicionamiento de esta obra que logró despertar emociones y discusiones entre el público que abarrotó la sala durante su temporada en el foro La Gruta de la Ciudad de México, a mediados del 2005. 

       Para quienes conozcan la experiencia previa de Homo políticus, realizada por Fernando Renjifo y la compañía La República en Madrid 2003, no resultará difícil imaginar el carácter de las acciones propuestas en este evento; no obstante, y dado que proceso de creación y representación constituyen en este caso un todo indisoluble, vale la pena recapitular algunos de los pasos que le dieron forma, comenzando, desde luego, por el propio montaje madrileño del que se desprendió una propuesta con características tales que ameritaba ser trasladada a otros lugares y ser realizada con otros equipos de trabajo. Así fue como surgió la idea del intercambio, materializado finalmente por la compañía La República y el Centro Cultural Helénico, con el apoyo de otras instituciones de ambos países  (alguien tendría que hablar también del incumplimiento de otros que no saben honrar su palabra). El proyecto consistía en una residencia, que se prolongó por más de seis meses, en la que Renjifo desarrolló y presentó la creación escénica titulada Homo políticus v. México DF 2005

Dramaturgia mexicana hoy

 

Gracias a la intermediación de Jorge Dubatti, en 2005 se coeditó el presente volumen que debía tener, en correspondencia, una antología similar de la dramaturgia argentina en los albores del siglo. Ésta no pudo materializarse por asuntos más bien burocráticos, razón por la que el libro mexicano quedó como un tomo huérfano, alcanzando una distribución marginal. A pesar de lo anterior, la selección de obras entraña un equilibrio que me parece digno de ponderar, razón por la cual comparto la introducción que escribí entonces. 

Introducción

 

Digamos, para contextualizar someramente, que buena parte de la cultura mexicana del siglo XX cobró forma al amparo de la revolución institucionalizada, un sistema de gobierno con fachada democrática y estructura vertical al que Vargas Llosa llamó la dictadura perfecta por su capacidad para renovarse periódicamente y así mantener el orden, el progreso y la hegemonía. Incluso en los Setenta, cuando inició la debacle económica, la clase gobernante conservaría el control político gracias, sobre todo, a la falta de contrapesos organizados. Pero a mediados de los Ochenta un terremoto de ocho grados en la escala de Richter cimbró las estructuras y despertó a una sociedad civil que, desde entonces y con desigual fortuna, ha propiciado un cambio paulatino e irreversible en las formas de organización y convivencia. Estos cambios han tenido su consecuencia más visible en el aspecto electoral, pero sus implicaciones son mucho más amplias, aunque nadie pueda determinarlas todavía, sobre todo considerando que el movimiento no ha sido producto de acuerdos mayoritarios, sino del empuje caótico de una sociedad que desea cristalizar una reforma profunda, pero que aún no sabe cómo construir un consenso.

         En el campo del teatro este proceso ha tenido también

5/4/23

Legom_Retrato de hombre caído



El problema es que estoy muerto.

No sé si sea realmente un problema pero creo, incluso,

que desde que nací, nací muerto.

 

Pensábamos que una vez más la burlaría, pero La muerte atrapó a Legom el 23 de mayo del 2022. Dos décadas lo anduvo cazando hasta que por fin lo acorraló, a los 53 años. Luis Enrique sabía que iba a morir joven, pero hizo todo lo que estuvo a su alcance para postergar el momento; convivía y negociaba con la enfermedad como quien va reestructurando su deuda. “Tengo asumida mi vida a partir de la enfermedad, en cierta forma es un regalo de la propia vida que me ha dado una posición privilegiada para observarla”. Si algo dejó en claro es que sus obras representan los síntomas de un mundo lisiado y sin cura, aferrado a una patética y conmovedora supervivencia. “Yo soy el dramaturgo enfermo que esperaba esta sociedad enferma”, sentenció con orgullo casi infantil durante una entrevista televisiva a la que se presentó en pijama. Conciencia descarnada del cuerpo habitado, allí encontró la coartada para romper esquemas y llamar a las cosas por su nombre. En 2016 llevaba más de 10 años en hemodiálisis cuando uno de sus colegas –el actor Hosmé Israel–, murió inesperadamente y él decidió escribir su obituario, que era un adelanto del propio:

El teatro como vehículos para la paz


Me han invitado a hablar de un tema concreto: Las expresiones artísticas como vehículos para la paz, que no es mi tema particular, aunque me interesa mucho. Por esa razón, lo abordaré no como promotor de una línea de trabajo para las artes, sino como reflexión personal en torno a una aplicación del arte que, en definitiva, debe tener precisión sobre su técnica y su fin. 

 

No basta la voluntad para dirigir el mensaje apropiado, hay que dominar la técnica de la transmisión. Ese podría ser el primer axioma al abordar temáticas sociales con objetivos terapéuticos, didácticos o llanamente comunitarios: para hablar de la paz, la forma es fondo. 

 

Por otro lado, cabe puntualizar que abordaré este fenómeno desde la perspectiva del teatro porque es lo que conozco y de lo que puedo hablar.