“Voy a cantar un corrido
Que de mi memoria escapa
Cantaré lo sucedido
Allá por Tatahuicapa... ”
Invitan a la Orteuv a presentar sus Crónicas Veracruzanas en la Facultad de Humanidades. Será parte de los Diálogos Interdisciplinarios por la Paz, un coloquio que reúne voces muy diversas para reflexionar sobre la construcción de la paz en el contexto de shock que vive el estado. El evento no puede ser más oportuno para nosotros que, durante todo el año en La Caja, venimos haciendo pruebas con este ejercicio de interlocución.
Crónicas Veracruzanas, basado en Aquí no es Miami, de Fernanda Melchor, es un ensayo abierto, un work in progress sobre la memoria, la microhistoria y las narrativas de la realidad. Para nosotros como compañía ha representado la posibilidad de colocar al espectador frente a su realidad más inmediata a través de una comparecencia escénica. Cada crónica es un compuesto de relatos breves, actas juduciales, testimonios y acciones teatrales con los cuales proponemos un diálogo in situ en torno a diversos problemas éticos.
El día programado no contamos con el ochenta por ciento del elenco que está en el DF presentando otra obra de nuestro repertorio, así que armamos un programa alterno con dos crónicas y un intermedio musical.
En primer lugar Insomnio, un relato de apenas diez minutos que evidencia el trauma que ha dejado en la señora Rita una balacera ocurrida a las puertas de su casa. Es apenas un abreboca que procura ponernos en la piel del personaje, pero las condiciones técnicas del auditorio no ayudan para agudizar la percepción del miedo y de la incertidumbre. Aún así, ha quedado claro de qué va el asunto.
El intermedio tampoco funciona en lo técnico. Se trata de la lectura del boletín de prensa emitido por la Procuraduría estatal al día siguiente de la agresión contra estudiantes de la propia Facultad de Humanidades, acompañado por una pista sonora, un “tapete acústico”, que recrea los cinco minutos de golpiza propinada a los muchachos. Esta tarde en Humanidades nos falla el fade out de luz y también el control del audio, pero el efecto germina en la medida que los asistentes ponen de su parte y se abandonan a la percepción de los golpes; de alguna manera afirmamos que se ha producido una reacción epidérmica.
Pero lo más interesante viene al último: El corrido del Quemado cuenta el viaje que dos periodistas hicieron a Tatahuicapa para investigar sobre el caso de linchamiento a un violador y asesino, tal como exclama el corrido compuesto por “un tal Panuncio Mendoza”. Este hecho ocurrido a mediados de los 90’s tiene como punto central la asamblea popular realizada en las canchas del pueblo, en la que por votación se decidiría la suerte del acusado.
En nuestra representación, el relato se interrumpe en este punto y se invita a los asistentes a deliberar con su voto.
Estamos en la Facultad de Humanidades. Estamos en un coloquio que busca alternativas para construir la paz. Estamos hablando de problemas éticos. En ese contexto, el linchamiento gana con alrededor del 60 % de los votos del auditorio. ¿Sorpresa? No hay tiempo para pensarlo y, en atención al resultado, nosotros reanudamos la presentación con la quema del condenado a muerte.
Fuego en escena: un pequeño resplandor que en segundos consume al monigote de papel. El momento es mágico como el fuego mismo. Luz y calor. El fuego es el alma del rito para un pueblo herido que busca en el ritual su curación.
Al terminar la presentación ya está encendido el debate, pero este se catapulta aún más con la crítica de alguien que pregunta por qué un grupo de personas inteligentes, informadas y sensibles al análisis de la realidad, puede inclinarse por la ejecución de un pobre loco que no tiene control sobre sí mismo. Allí está el pasto para las llamas de la discusión, aunque más que discusión cada participación deviene es confesión catártica de las experiencias y los miedos que de un tiempo a esta parte inundan a los veracruzanos.
En el fondo, los que han bajado el pulgar condenatorio reconocen tácitamente que su voto ha sido emocional.
Mucho que hablar al respecto, mucho que construir para alcanzar otra vez la paz social y psicológica. Por lo pronto, esta Crónica Veracruzana deja constancia de la necesidad de salir del infierno y avisorar un purgatorio más clemente.
Crónicas Veracruzanas, basada en textos de Fernanda Melchor; dramaturgia y dirección: Luis Mario Moncada; asist. de dirección: Valeria España; con Esther Castro, Miriam Cházaro, Valeria España, Enríque Vásquez y Raúl Pozos. Producción: David Ike y la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana (Orteuv). Función en la Facultad de Humanidades: 25 de septiembre del 2015.
Crónica publicada en el # 2 de Artis, revista cultural de la Universidad Veracruzana (2016)
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