En 2020 se cumplieron 45 años de la aparición de Tramoya, la más longeva revista teatral mexicana y, hasta donde parece, la segunda de Latinoamérica después de la cubana Conjunto (1964). Tramoya fue fundada en 1975 por Emilio Carballido, bajo el auspicio de la Universidad Veracruzana, con la intención expresa de publicar los textos dramáticos que las editoriales solían marginar de sus colecciones. Y lo ha cumplido a cabalidad pues en más de 150 números reúne la mayor colección impresa de dramaturgia en español, así como traducciones de autores casi inconseguibles en nuestro idioma. Coincidentemente el número de aniversario ofrece una traducción inconclusa del propio Carballido (completada por el poeta José Luis Rivas) a los Trabajos de amor perdidosde William Shakespeare.
La efeméride nos ofrece el motivo para volver atrás y recordar la intensa, aunque casi siempre intermitente, existencia de revistas teatrales en nuestro país. Baste consignar como la más antigua la aparición de la revista El Teatro que, bajo la dirección de Manuel Torres Torrija, vio la luz en diciembre de 1901. Durante la primera década del siglo pasado circularon las revistas Falstaff (1902), El Disloque (1908), especializada en toros y teatro, y Pierrot (1906), que se imprimía en la ciudad de Pachuca.A pesar de la difícil supervivencia que el teatro tuvo durante la Revolución, en la segunda década aparecieron Thalía (1917) y Arte y Sport (1919), que además publiaba partituras de canciones de revistas y zarzuelas populares.
La primera revista que con seriedad asumió el análisis crítico de la actividad teatral fue El Espectador, dirigida por Hmberto Rivas, que tuvo entre sus colaboradores a Xavier Villaurrutia, Celestino Gorostiza, Ermilo Abreu Gómez y Bernardo Ortiz de Montellano. Sin embargo, su existencia se limita al año 1930.
Pasarán más de dos décadas para que conozcamos una nueva revista de teatro, aunque antes, en 1944, surge una curiosa publicación llamada El Bufón, órgano de difusión de la Unión Mexicana de Apuntadores, que dedica sus páginas a la labor de los técnicos teatrales.
En 1954 surgen simultáneamente dos nuevas revistas: por un lado, Teatro, Panorama de México, dirigida por Daniel Cadena, que después ajustará su nombre a Panorama del teatro en México:Tres épocas tuvo La Cabra y una permanencia de diez años, más un efímero renacimiento en los Noventa.
En 1979 surgen el periódico El Chido, órgano informativo del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA),
y Cuadernos para los Trabajadores del Teatro, auspiciada por la Universidad Autónoma de Sinaloa.
1982 es un año importante para las publicaciones teatrales: en Querétaro circula el primer número de Repertorio, editada por la Universidad Autónoma de Querétaro, que tiene como director a Leonardo Kosta; en su consejo de redacción figuran Fernando de Ita, Víctor Hugo Rascón Banda y Ramiro Osorio, entre otros.También aparece Escénica, Revista de Teatro de la UNAM que, bajo la dirección de Josefina Brun, pretende llenar el hueco dejado con la desaparición de La Cabra. Entre sus colaboradores destacan Alejandra Zea, Ludwig Margules, Verónica Volkow y Luis de Tavira, director de Actividades Teatrales de la Universidad.
El mismo año sale a la luz La Hoja del Titiritero Independiente, gacetilla publicada por Roberto Lago. Otras revistas que circulan en esa década son el Boletín CITRU, que tiene como tarea dar a conocer los acervos documentales con que cuenta la institución. Su directora es Socorro Merlín.
También aparecen AE Artes Escénicas (1986), dirigida por Josefina Brun, y Máscara (1989), editada por Edgar Ceballos que, entre sus colaboradores, cuenta con Patricia Cardona, Fernando de Toro, Jaime Chabaud y Rosalina Perales.
En la década del Noventa se consigna la aparición de Correo Escénico (1990), dirigida por Alberto Celarié.También aparecen en esa década Acotación (1991), órgano informativo del CITRU, bajo la dirección de Domingo Adame;
Otras publicaciones de esta década profusa en revistas son Teatro (1992), publicación del Centro Mexicano del ITI-Unesco; Primera Llamada (1992), dirigida por Miguel Angel Tenorio; Gala Teatral (1993), de Miguel Angel Pineda; La Escena Latinoamericana (1993), auspiciada por el CITRU y el Instituto de Teoría y Crítica del teatro Latinoamericano (IITCTL), Comparsa (1995), publicada por el Teatro Comunitario, bajo la dirección de Pedro Lemus; Documenta-CITRU (1995), dirigida en su primera época por Luis Mario Moncada, y más tarde por Omar Valdés.
En 1997 surge la efñimera Mascarada, editada por Marco Antonio Acosta, con la colaboración de Emmanuel Haro Villa, Miguel Angel Pineda y Alejandro Laborié.
Y un año después, Skene, primera publicación especializada en teatro que establece una dirección en Internet. Ese mismo año aparece Teokikixtli, Revista mexicana del arte de los títeres, editada por Baúl Teatro desde Monterrey, y en 1999, Espacio Escénico, publicación del Centro de Artes Escénicas del Noroeste, que dirige Ignacio Flores de la Lama.A partir del presente siglo circula Paso de gato (2001), dirigida por Jaime Chabaud, que se convertirá en un oasis ante la sorprendente ausencia de publicaciones periódicas en la materia. Pronto su influencia se expandirá a Ibaeroamérica con la creación de la editorial Paso de Gato. Una década después la Universidad Veracruzana será la encargada de auspiciar otra publicación: se trata de Investigación Teatral, revista de artes escénicas y performatividad (2011), primera revista indexada en sus contenidos que circula en nuestro país.----------
1 comentario:
Felicidades Luis Mario Moncada por este recuento y reseña de las revistas de teatro en más de un siglo. Es un documento importante para la historia del teatro en México. Un abrazo.
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