Durante los últimos tres años (1997-99), algunos de los más importantes teatros pertenecientes al IMSS se han visto envueltos en un novedoso proyecto de administración y difusión artística que, como es natural, entra ahora en un periodo de evaluación que permitirá corregir, mejorar y, en definitiva, consolidar su funcionamiento; o bien pondrá en evidencia la necesidad de replantear sus objetivos.
El modelo adoptado resulta a todas luces promisorio, habida cuenta el lento pero irreversible proceso de transformación que nuestro país está sufriendo en materia de subvenciones y financiamientos a la producción artística. Aunque siempre resultará necesario afirmar que el Estado no debe desentenderse del impulso y patrocinio de las artes y que, incluso, debe fortalecer sus acciones con adecuadas políticas fiscales que incentiven la participación cada vez más activa de la iniciativa privada, nos parece interesante la desconcentración de los recursos en favor de proyectos artísticos de desarrollo sustentable. De esta manera los creadores y grupos tendrán la posibilidad y la obligación de establecer una interlocución directa con el público, acrecentándolo o reduciéndolo según sus propias capacidades de persuasión artística.
Por otro lado, este modelo fortalece el desarrollo de grupos y, sobre todo, la visión de mediano y largo plazo. En países como Alemania y Francia, por ejemplo, la administración de los teatros estatales está desde hace décadas en manos de los propios grupos y compañías, hecho que de entrada ha ofrecido dos resultados positivos: la estabilidad laboral de un número importante de artistas y productores ejecutivos, así como la depuración y desarrollo de sus propuestas teatrales.
En nuestro país este tránsito no ha resultado muy sencillo por diversas razones; en el caso específico de los teatros del IMSS debido a que: a) los teatros fueron construidos en torno a unidades habitacionales lejanas a los acostumbrados circuitos culturales; b) la programación ofrecida en estos inmuebles durante los últimos 30 ó 40 años distaba mucho de considerarse teatro profesional y, en algunos casos, los inmuebles eran prácticamente inoperantes; y c) el nivel socioeconómico de la población media a quien va dirigida la actividad de estos teatros dificulta su captación.
Estos factores constituyen para los grupos comodatarios un problema adicional al que en sí mismo representa administrar un teatro, ya que los artistas deben comenzar por conocer a su público específico, acrecentar su convocatoria con una oferta artística atractiva y, lo más difícil, acostumbrarlo a pagar por su disfrute.
Por otro lado, y este punto se plantea como primera observación general, los recursos aportados a los comodatarios resultan no sólo insuficientes sino incongruentes con las metas que se les exigen, lo que nos hace pensar en la necesidad de llevar a cabo otras estrategias generales de apoyo como pueden ser la creación de circuitos teatrales entre los distintos grupos comodatarios, o la firma de convenios relacionados con el programa de Teatro Escolar del INBA, etc.
No nos referiremos en este informe a las metas cuantificables (éstas se pueden confrontar fácilmente con los informes cuatrimestrales de los comodatarios); en cambio, intentaremos una apreciación cualitativa en torno a ciertos aspectos específicos de la relación grupo-teatro-comunidad.
A reserva de destacar los logros o problemas particulares de cada uno de los grupos comodatarios, anticipamos un balance optimista por el rumbo general del proyecto y ratificamos la convicción de que el camino adoptado es el más adecuado, siempre y cuando se alimente con mayores recursos y una moderada dosis de paciencia.
CRITERIOS DE EVALUACION CUALITATIVA
1. Trayectoria del grupo
Desde 1980 funciona La Trouppe, agrupación especializada en teatro para niños que en 20 años de existencia ha dado a conocer un repertorio de alrededor de 15 puestas en escena, casi todas ellas en permanente reposición. Tal como se aprecia en sus objetivos fundacionales, el grupo ha mantenido una línea de trabajo que pretende dignificar el teatro dedicado a los niños, y lo ha hecho con tal eficacia que actualmente puede considerarse la compañía de mayor permanencia y rentabilidad en ese terreno. Casi la totalidad de sus obras han rebasado el centenar de representaciones y algunas han cumplido más de mil funciones a lo largo del país y en el extranjero. Resulta elocuente encontrar que algunos de los padres que llevan a sus hijos a ver a La Trouppe fueron el público que 15 ó 20 años atrás crecieron asistiendo a los mismos espectáculos que hoy disfrutan sus niños.
La Trouppe ha sido merecedora de múltiples reconocimientos y premios de las distintas asociaciones de críticos, y ha participado en un indeterminado número de festivales nacionales e internacionales, donde ha ratificado su talento y conocimiento del oficio teatral.
En el nivel organizativo resultará difícil encontrar otra compañía independiente con su capacidad de articular la creación, la promoción y el desarrollo de públicos en un solo proyecto artístico.
Desde que asumió la dirección artística del teatro Isabela Corona, La Trouppe ha tenido la posibilidad de convocar a su público en un espacio definido, hecho que ha ratificado en cada temporada el ascendente tan claro que el grupo tiene entre los espectadores infantiles, adolescentes, y aún entre los adultos.
Consideramos, pues, que los hechos hablan por sí mismos a la hora de evaluar el nivel y la trascendencia del grupo que actualmente marca las directrices del teatro Isabela Corona.
2. Relación con la comunidad artística
En el ámbito del teatro para niños son muchas las agrupaciones que ven esta actividad sólo como un medio de trabajo remunerado y, en cambio, escasean aquellas que desarrollan un verdadero proyecto artístico encaminado a explorar las posibilidades didácticas y lúdicas del arte escénico. Por esa razón La Trouppe ha encontrado cierta dificultad para complementar su programación con espectáculos serios que a la vez posean capacidad de convocatoria.
Según lo refieren los propios comodatarios, continuamente han realizado audiciones a grupos interesados en integrarse a la programación del Isabela Corona, pero al mantener un nivel alto de exigencia, se han visto obligados a abrir sus puertas sólo a aquellos grupos que, desde su perspectiva, cumplen con el espíritu y el rigor de su proyecto artístico. Este hecho ha provocado tal vez un exceso de trabajo para La Trouppe, que a veces se ve obligada a dar funciones de lunes a lunes. Podríamos pensar en la evidencia de cierta megalomanía por parte del grupo, pero, ateniéndose a las estadísticas, encontramos que el nivel de audiencia baja considerablemente cuando el grupo programado no es La Trouppe.
Con todo, apreciamos que se ha dado cabida a grupos teatrales con propuestas rigurosas y definidas, como son Cornisa 20 y Teatro Mito, así como a espectáculos escénicos de gran arrastre como los que presentan el grupo musical Qué payasos. Tal vez el espectro podrá ampliarse más en el futuro, cuando se fortalezca el perfil del teatro y esto represente un síntoma propagador entre los artistas que siguen viendo con desdén el teatro para niños, pero, por lo pronto, nos parece adecuado que se mantenga el nivel de exigencia en la programación
3. Cohesión del grupo
Llama la atención el grado de continuidad del grupo. Desde su creación se han mantenido al menos dos de sus fundadores: Mauro Mendoza y Silvia Guevara, y otros miembros que ingresaron tiempo después han permanecido por espacio de 10, 15 ó tal vez más años. Además, las actividades de esta compañía pequeña, pero funcional, están muy bien determinados, ya que mientras unos se encargan de la coordinación general, así como de la dirección de talleres, otros administran los recursos o manejan las relaciones públicas. Pero lo más destacable es que ninguno ha tenido que sacrificar su trabajo artístico por realizar otras tareas, toda vez que ellos mismos se han propuesto como requisito continuar su trabajo sobre el escenario.
Como ellos mismos afirman, diariamente comienzan a trabajar desde las nueve de la mañana (o antes cuando hay función de teatro escolar) y realizan labores de oficina que les permiten tener el control absoluto de sus proyectos. Cuando viajan lo hacen con todo y sus técnicos, lo que ha dado al grupo y a las obras un nivel poco común de integración. Para muestra se refiere la experiencia que le tocó presenciar a uno de los evaluadores, quien al llegar al Isabela Corona durante el descanso entre una y otra función, fue testigo de cómo la totalidad del grupo (con vestuario y maquillajes incluidos) y de los técnicos y administradores del teatro tomaban una clase de inglés contratada por la compañía.
Relativo a este punto podemos concluir sin temor a equivocarnos que la cohesión del grupo la da en gran medida la posibilidad de ofrecer estabilidad laboral y económica a cada uno de sus miembros.
4. Desarrollo de integrantes del grupo.
Los integrantes de La Trouppe se dedican de tiempo completo a las tareas artísticas, técnicas y administrativas de la compañía, por lo que son pocas las oportunidades de realizar acciones de capacitación o actualización a título individual. Sin embargo, pueden mencionarse al menos dos acciones concretas que la compañía ha instrumentado en favor del desarrollo colectivo: en primer lugar, el ya mencionado curso de inglés, programado a raíz de que, en los últimos años, se han incrementado las giras al extranjero. Como se mencionó anteriormente, los cursos los toman tanto los artistas como los técnicos del teatro. En segundo lugar, se considera en este rubro la organización y participación en los Encuentros de Teatro para Niños “Puro Teatro”, en cuyas jornadas se intercambian experiencias respecto al desarrollo del teatro infantil a nivel nacional.
Como parte del desarrollo del grupo también conviene tomar en cuenta la renovación de sus integrantes; ya se ha dicho que La Trouppe es una compañía pequeña y de gran continuidad de sus miembros, no obstante, comienza a perfilarse la preocupación por integrar a nuevos colaboradores. Dicho interés se manifiesta ya en el desarrollo de un segundo elenco que actualmente se hace cargo de una de las temporadas de la compañía.
Foto: Jessica Espinosa |
5. Propuesta artística
En lo que se refiere específicamente a la compañía, el discurso artístico se construye con la suma de diversas técnicas, entre las que se mencionan las de la commedia dell’arte, la escuela rusa de payasos, el sistema de Stanislavski, los títeres y el teatro negro. A partir de una apropiación muy particular de dichas técnicas, el grupo se ha dedicado a establecer personajes fijos que desarrollan en cada montaje una interlocución directa con el público. No pretenden contar historias tradicionales, sino propiciar en cada montaje un viaje lúdico en el que los espectadores se diviertan a la vez que obtienen una enseñanza. No resulta exagerado mencionar que el estilo y vocación del grupo embona perfectamente con los criterios del teatro didáctico, y cumplen su cometido, además, con gran regocijo del público.
Partiendo de su propia experiencia, el grupo ha decidido adoptar en el teatro Isabela Corona una política de programación exclusiva para niños y adolescentes, y en sus tres años de comodato tal lineamiento se ha desarrollado con absoluta congruencia y con resultados -aunque todavía modestos-, promisorios. Hay que recordar que no existe en México ningún otro teatro dedicado exclusivamente a los niños y que el resto de los inmuebles teatrales consideran prioritarias las funciones nocturnas, en detrimento de la calidad del teatro infantil. Por esta y otras razones, el funcionamiento del teatro Isabela Corona constituye un proyecto piloto para la instrumentación de nuevos teatros para niños en otras locaciones del país.
De las numerosas temporadas que se han realizado en el teatro a lo largo de tres años, podemos destacar, por un lado, las que se integran al programa de Teatro Escolar, particularmente en el nivel preescolar y primaria; aquellas con grupos invitados, en donde percibimos una inclinación por el teatro de títeres y artefactos; así como los conciertos de jazz y rock para lo adolescentes.
6. Influencia del quehacer artístico
Como se ha mencionado en los puntos anteriores, La Trouppe es uno de los grupos más respetables de teatro para niños, y sin duda el más exitoso en cuanto a permanencia y poder de convocatoria. Por ello la administración de un teatro como el Isabela Corona ha constituido un nuevo reto que la compañía, a nuestro juicio, también ha sabido afrontar con éxito. Cada año son más los grupos artísticos dedicados a los niños que se acercan a los comodatarios para ofrecer sus servicios y apoyo, y también son más los grupos de jóvenes que ven en el quehacer de la compañía un ejemplo y un campo vasto y digno de profesionalización. Esto último se aprecia, por ejemplo, en el desarrollo del grupo que recientemente presentó una temporada de Tímori; dicho grupo está compuesto por jóvenes recién egresados de la Escuela de Arte Teatral, los cuales han tenido un respaldo generoso por parte de la administración del teatro.
7. Impacto en la comunidad
Al igual que para otras administraciones, la penetración entre el público sigue siendo el reto a vencer para el grupo comodatario del Isabela Corona. Un dato revelador es aquel que nos indica que cuando la temporada es de La Trouppe el nivel de asistencia está muy por encima de cuando es otro el grupo que se presenta (tal vez con la única excepción de los conciertos musicales de Qué payasos).
Lo que ocurre es que entre el público de la zona y de toda la ciudad el teatro no ha logrado impactar como lo que es: un teatro dedicado exclusivamente a los niños. Desde el principio, el grupo se propuso como principal tarea posicionar al teatro con una oferta muy específica, pero esta labor no sólo requiere tiempo sino recursos, y los disponibles no han sido suficientes.
Con todo, tal vez el principal problema sigue siendo el cobro: el público de la zona, que podría ser suficiente para mantener el teatro lleno en cada una de sus funciones, sigue sin acostumbrarse a pagar. Este hecho se corrobora cuando, al organizarse cada año las jornadas de “Teatro para Todos”, el público abarrota la sala.
Así ,pues, se observa que el impacto cultural que genera la propuesta artístico-administrativa de La Trouppe es atinada y hasta elocuente, pero se enfrenta a obstáculos que rebasan sus ámbitos de competencia: el nivel económico del público, la inseguridad de la ciudad y la falta de medios de promoción.
8. Actividades paralelas
El teatro Isabela Corona es rico en actividades, aunque cabe precisar que no todas se deben a la programación establecida por el grupo comodatario. Desde antes de la adjudicación del inmueble, éste se había convertido en sede de pensionados y jubilados del IMSS, quienes no sólo cobran ahí su nómina, sino que asisten a tomar talleres de aerobics y algunas otras actividades. Aunque en principio no ha resultado de gran compatibilidad con el teatro, me parece que el grupo ha mostrado la sensibilidad adecuada para desarrollar una coexistencia pacífica y por momentos de mutuo beneficio.
En lo que respecta a las actividades propias del teatro, los comodatarios han cumplido con su propuesta de trabajo, consistente en la realización de talleres para niños y en la organización de los Encuentros anuales de grupos de teatro para niños, llamados “Puro Teatro”. A ellos han asistido grupos de todo el país, así como conferencistas y especialistas en diversas materias relacionadas con el teatro para niños.
Nos parece que el perfil de las actividades es adecuado, aunque no siempre han tenido la suficiente divulgación.
9. Estrategias de difusión
Tal como los propios comodatarios establecieron en su proyecto inicial, gran parte de los recursos han sido asignados a la difusión del teatro. La idea resultó inteligente, sobre todo al comprobar que lo que en todo momento se anuncia y se promociona es el perfil del teatro antes que las obras o los grupos. Incluso lograron en su primera etapa colocar a lo largo de la ciudad algunos anuncios espectaculares que posicionaron al teatro entre la población. Sin embargo, al parecer dichas estrategias no han sido suficientes, o al menos necesitan de mayor continuidad. Frente a la sobreoferta cultural que presenta esta ciudad, colocar un teatro para niños en el interés de la población no es tarea fácil. Con todo, parece que el grupo ha logrado mantener niveles mínimos de aceptación y eso constituye ya un logro que debe acrecentarse en los próximos años.
Hay un dato, sin embargo, que nos parece oportuno señalar. Desde su fundación el grupo se ha mantenido más de las funciones vendidas que de la taquilla de sus temporadas formales y ese criterio parece aplicarse en la administración del teatro, sobre todo si observamos que más del 50 % de las funciones que se dan al año forman parte del programa de Teatro Escolar; es decir, son funciones contratadas que, por lo tanto, no se anuncian al público en general. Este hecho no resulta cuestionable de ninguna manera, aunque conlleva el riesgo de que gran parte de las actividades que se realizan se manejan en un ámbito más “privado”, es decir que el teatro, aún manteniendo una actividad intensa, no recibe una promoción pública.
Valdrá la pena analizar esta situación para que la venta de funciones no constituya un contrasentido a los objetivos de difusión del teatro, sino que, por el contrario, pueda contribuir a fortalecer su inserción entre el público general.
10. Estrategias de financiamiento
Según los datos recabados, se observa que las fuentes de financiamiento provienen, sobre todo, de las temporadas del teatro escolar, de la ministración otorgada por el IMSS, y, en menor medida, de la taquilla por las temporadas abiertas. Con ellas se ha logrado mantener adecuada y dignamente las actividades del isabela Corona; sin embargo, no han redituado en la conformación de un fondo de inversión que mejore las condiciones futuras del teatro.
Según afirman los comodatarios, en ocasiones han debido comprometer sus propios recursos como grupo para realizar reparaciones y tareas de mantenimiento en el teatro, situación que nos hace plantear la necesidad de revisar algunas de las reglas de administración de los teatros ya que no encontramos una definición clara en cuanto a los recursos aportados por los propios grupos en calidad de coinversionistas.
En todo caso, lo que podemos afirmar es que en esta primera etapa encontramos un flujo adecuado, aunque apenas justo para el desarrollo de las actividades habituales del teatro.
Creemos que en una siguiente etapa será necesario incorporar otras fuentes de financiamiento efectivo, como la realización de talleres profesionales y, sobre todo, la captación de patrocinios privados.
Conclusiones
Desde nuestro punto de vista la situación es clara y contundente: el proyecto planteado inicialmente por La Trouppe se ha cumplido satisfactoriamente en lo artístico, en lo administrativo y en cuanto a los aspectos de divulgación. Consideramos que lo único que se requiere es continuidad para consolidar el perfil del teatro y convertir al teatro Isabela Corona en la sede reconocible del teatro para niños en México. Lo demás es retórica.
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Informe presentado al Patronato para la Operación de los Teatros del IMSS (1999).
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