11/1/24

Adiós al Compa Saldaña

Cuando llegué a trabajar a Xalapa me topé circunstancialmente con un libro publicado por la Editorial UV que resultó inspirador para emprender el proyecto al que había sido invitado, así que se me hizo fácil solicitar a la editorial una donación de 25 ejemplares para entregar a cada uno de los actores y productores de la Compañía. El libro en cuestión es “Momentos de gracia: organizar lo imposible” (*) de Alejandro Saldaña, que narra el proceso mediante el cual un grupo de artistas callejeros termina levantando un emporio que hoy conocemos como Cirque du Soleil. Debo decir que lo que más llamó mi atención durante la lectura no fue la gesta épica que puede uno suponer al mirar la cuarta de forros, sino la forma en que el autor narra su introducción en ese universo, las dificultades que enfrenta para acceder a la información y las sorprendentes conclusiones a las que llega, en las que incluso desmonta el éxito de unos artistas que perdieron la alegría en cuanto se volvieron empresarios. Por otro lado destaca la técnica del antropólogo que no busca demostrar algo, sino que se sumerge con la curiosidad de quien simplemente quiere entender un fenómeno determinado. La impresión que me produjo el libro me llevó a contactar a Alejandro, un académico de la propia UV quien, desde ese momento, se convirtió en uno de mis interlocutores favoritos para hablar de la universidad, de Xalapa, la política el beisbol y la vida. Quiso la casualidad que un año después de nuestro primer encuentro, Alejandro se convirtiera en pieza clave para armar el rompecabezas de lo que sería El puro lugar, el proyecto de sitio específico que Orteuv y TLS realizamos en el barrio de San Bruno a partir de la acción represiva ejercida contra unos estudiantes y activistas en junio del 2015. Alejandro fue uno de las primeras personas que tuvo contacto con los estudiantes agredidos y sirvió de puente para contactar a algunos de ellos, pero también participó como conferencista y animador generoso del proyecto. No sé si nosotros también influimos algo en su disposición hacia el teatro, pero un día de 2019 me habló para pedirme que leyera una obra que acababa de escribir, una comedia compasiva que se ubica en la antesala de una clínica a la que varones de diversa procedencia llegan a practicarse la vasectomía. Aunque nunca me lo planteó expresamente, tenía la ilusión de que una compañía como la nuestra pudiera llevarla a escena -una operación complicada de encajar en los criterios de nuestra entidad-, así que tuvo que conformarse con recibir mis elogios por su sentido del humor y la valentía para narrar ese trance peculiar en la vida de un hombre maduro. En los últimos años hablamos poco, casi siempre de beisbol; estaba ilusionado con sus LA Dodgers. Cada lunes, eso sí, recibía en mi WhatsApp el enlace para leer su colaboración semanal en Rompeviento. Hasta el final, Alejandro fue la excepción a la regla que define al cáncer como la enfermedad de la tristeza, yo siempre lo vi y lo leí como un hombre feliz, optimista y enamorado. Hasta en los momentos críticos arrancaba sonrisas en sus lectores al narrar sus múltiples dolores. Pero se nos fue de pronto y da coraje porque estaba joven y porque tenía una mirada única para observar y traducir este mundo que cada día se entiende menos. Espero al menos que se haya ido cantando y que esta temporada le traigan un regalo Ohtani y sus Dodgers.


(*) El libro en cuestión se puede descargar en este enlace de la Editorial UV: https://libros.uv.mx/index.php/UV/catalog/book/BI210?fbclid=IwAR0G0G963zc08_rRGa4HAsIdgiP7Z4ynljU-DLsgkNsAA-znQCrGRMixte8

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