5/4/23

Legom_Retrato de hombre caído



El problema es que estoy muerto.

No sé si sea realmente un problema pero creo, incluso,

que desde que nací, nací muerto.

 

Pensábamos que una vez más la burlaría, pero La muerte atrapó a Legom el 23 de mayo del 2022. Dos décadas lo anduvo cazando hasta que por fin lo acorraló, a los 53 años. Luis Enrique sabía que iba a morir joven, pero hizo todo lo que estuvo a su alcance para postergar el momento; convivía y negociaba con la enfermedad como quien va reestructurando su deuda. “Tengo asumida mi vida a partir de la enfermedad, en cierta forma es un regalo de la propia vida que me ha dado una posición privilegiada para observarla”. Si algo dejó en claro es que sus obras representan los síntomas de un mundo lisiado y sin cura, aferrado a una patética y conmovedora supervivencia. “Yo soy el dramaturgo enfermo que esperaba esta sociedad enferma”, sentenció con orgullo casi infantil durante una entrevista televisiva a la que se presentó en pijama. Conciencia descarnada del cuerpo habitado, allí encontró la coartada para romper esquemas y llamar a las cosas por su nombre. En 2016 llevaba más de 10 años en hemodiálisis cuando uno de sus colegas –el actor Hosmé Israel–, murió inesperadamente y él decidió escribir su obituario, que era un adelanto del propio:

-       Hoy fui a diálisis como lo hago desde hace diez años tres veces por semana. No estaba Hosmé. Sé que suena estúpido, pero hasta hoy a las siete caí en la cuenta de que Hosmé no estaba en la máquina cuatro y que ya nunca más va a estar ahí (…). Hay semanas que solo salgo de la cama a la diálisis, así que no conozco mucha gente. Hace unos meses Hosmé llegó a la diálisis como un regalo, un regalo que al final de mi vida no esperaba. Éramos compañeros de banca. A él lo hemodializaban en la cuatro, a mí en la tres. Normalmente, los nefróticos son menos interesantes que una hormiga, así que tener de compañero a este maravilloso conversador era realmente la lotería (…). Solo hasta hoy a la siete entendí todo el cariño que le tuve, todo lo que perdí. A ver ahora a quién ponen en la cuatro.

Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio nació en Guadalajara, Jalisco, en 1968, allí estudió contaduría pública y trabajó en un despacho como analista financiero hasta que, poco antes de los 30 años, decidió volverse escritor profesional. Ávido lector desde la infancia, fueron los relatos de Joseph Conrad, descubiertos entre los diez y doce años, los que le advirtieron que la literatura era algo más que una forma ingeniosa de contar historias, para él se convirtió en un ejercicio donde descubrir al ser humano en toda su complejidad. Aunque su conciencia de escritor surgió muy temprano, decía que no fue hasta mediados de los noventa que quemó sus naves y se mudó a Querétaro, donde conformó una cofradía de escritores y artistas con la que levantó proyectos, editó libros y forjó una identidad de poeta escabroso y satírico. Allí también comprendió que, para decirse escritor, había que vivir de la pluma, así que se puso a escribir una obra teatral y la envió a un premio, lo que representó su primer ingreso importante. A partir de ese hecho escribió y mandó obras a concursos de dramaturgia que casi siempre ganó, hasta que el Premio Manuel Herrera tuvo que incluir una cláusula que impedía participar a todo aquel que lo hubiera ganado más de una vez. Sólo él cumplía con la restricción. Para entonces ya se había echado a andar el mito de un escritor residente en Querétaro que obtenía todos los premios sin haber estrenado una sola obra; esa fama singular disparó el interés por ponerlo a prueba. 

Durante el primer lustro del siglo escribió una veintena de obras que, aunque fueron accediendo a los escenarios, no encontraron en él la resonancia que tenían en la lectura. Tuvieron que llegar dos montajes casi simultáneos en 2004, para detonar las claves de su representabilidad: en primer lugar,  De bestias criaturas y perras, dirigida por Alberto Villarreal, y poco después Las chicas del tres y media floppies, bajo la dirección de John Tiffany (con la que obtendría el Fringe First Award del Festival de Edimburgo en 2005). Se dice que ambas obras fueron escritas el mismo fin de semana y ciertamente tienen premisas idénticas: ausencia nominativa del personaje, diálogo entre dos (su conexión esquiliana), elipsis que no pretenden avanzar la acción, cierto ánimo de circularidad, humor cruel y personajes que exponen con desparpajo sus contradicciones. Gracias al entendimiento escénico de estas dos obras terminó por delinear un estilo que, a partir de entonces, se convirtió en el principal atractivo para la cartelera independiente e institucional. Entre sus obras más populares habrá que mencionar Civilización, Odio a los putos mexicanos, Edi y Rudy, Sensacional de maricones, Demetrius o la caducidad, El Chato McKenzie y la que, para mi gusto, es su obra más ambiciosa por la dimensión épica y coral, El origen de las especies, coescrita con Ana Lucía Ramírez. Muy poco le faltó para llegar a las cien obras escritas en un tiempo sorprendente.  

En 2014 obtuvo el premio Juan Ruiz de Alarcón, el más importante que otorgan las instituciones culturales a la trayectoria de las y los dramaturgos mexicanos. Sólo quince años le tomó desarrollar una obra total, una suerte de comedia humana de sorprendente coherencia tanto en su imaginario como en su lenguaje. En ocasión de dicho premio, me tocó hacer la defensa de su postulación al afirmar que 

-       Legom no ha sido ni es el continuador de una tradición, sino el cimiento sobre el que se está construyendo el edificio teatral de este siglo. Su influencia es indiscutible sobre una generación a la que ha hecho revalorar el papel de la palabra y del personaje. 

Una opinión fundamental es la de Fernando de Ita, principal relator de su personalidad y sus hallazgos:

-       (Sus obras son) el inicio, pero también el final de una forma de contar historias. Lo que hizo Luis Enrique en sus mejores obras fue dialogar con maestría el mundo de mierda que nos tocó vivir. Además de los guioncitos (—) que sustituyeron el nombre de los personajes, lo que hace la diferencia en el teatro de Legom es su precisión dialógica.

Las voces se acumulan para enriquecer el perfil de nuestro autor dramático. Ella es Luz Emilia Aguilar Zínzer:

-       Fue una voz completamente fresca en el panorama teatral de inicios de siglo, con una visión del mundo muy penetrante, muy ácida, que nos revelaba a través del lenguaje, del manejo del diálogo, de la estructura dramática, una realidad nacional que no se estaba viendo con esa claridad en el momento de su irrupción, y sobre todo con una capacidad para ver esos rasgos que pueden ser muy humanos, muy lúcidos y de singular maldad.  

Y para cerrar las opiniones, veamos lo que nos aporta Rodolfo Obregón:

-       Legom ofrece una muy clara visión de México, más allá de las aportaciones estilísticas y de lenguaje y del mundo que retrata y el enfoque muy particular del ego de todo su teatro, me hizo ver realmente un autor que tiene una visión de este país, dividido entre la aspiración al mal y la vida totalmente degradada de sus moradores.

El mismo año en que despuntó como dramaturgo, escribió su primer ensayo teatral: Introducción a las secuencias adjetivas (2004), que constituyó el inicio de un largo proceso de reflexión en torno a la escritura y la didáctica del drama. Allí afirma que el personaje es la parte sustantiva del discurso dramático y que la acción es el proceso de aportaciones adjetivas a ese molde sustantivo (personaje vacío); es decir que “no se crean personajes para ejercer acciones, sino que creamos al personaje mediante las acciones”.  Toda una declaración de principios se teje alrededor de este breve ensayo que sustenta la creación de personajes legendarios que, con nombre o sin él, se han quedado en la memoria de sus lectores y espectadores. 

       Lector escrupuloso de Aristóteles y otros sabios grecolatinos, su pensamiento teatral evolucionó rápidamente hasta desarrollar una teoría del drama de la que sólo pudo dar a conocer el primero de tres libros (aún desconocemos el nivel de avance de los otros dos). Dramática descriptiva (El Milagro-UV, 2020), que en su primer volumen aborda la arquitectura del relato, estaba llamada a ofrecer las herramientas para entender y aprender a dibujar “cada ladrillo” que conforma la estructura del drama, sin embargo, en su primera entrega tanteó entre sostener una discusión teórica con el Estructuralimo y redactar un manual de dramaturgia (de alguna manera se trata de una teoría dedicada a sus alumnos), lo que lo llevó a quedar a medio camino entre ambos propósitos. Aún así, el conjunto de sus reflexiones constituirán la base de lo que podríamos distinguir como uno de sus mayores hallazgos: la labor didáctica expuesta en sus talleres virtuales y, de manera ejemplar, en su serie El rinconcito de Legom (2020 y 2021), que aún suscita cientos de vistas en el canal de youtube de la Orteuv. En sus más de 30 capítulos subidos a la plataforma, se articula una didáctica eficacísima y plagada de humor; genio y figura, Legom se consagró en esta serie en línea como un auténtico youtuber.

       Como ya se ha dicho, los problemas renales crónicos comenzaron casi al mismo tiempo que obtenía sus primeros reconocimientos como autor dramático, lo que le llevó a aceptar la oferta para integrarse como dramaturgo residente de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana (Orteuv), institución que le aseguraría el tratamiento médico constante. Fue así como abandonó Querétaro, donde poco antes había fundado la Semana de la Joven Dramaturgia, y estableció su residencia final en Xalapa, Veracruz. En 17 años estrenó con la Universidad Veracruzana más de una decena de obras; si alguna aportación específica tuvó su trabajo con esta compañía fueron sus piezas didácticas, género en el que logró narrativas brillantes y una forma muy singular de empatizar con el público. En esta labor destacan La máquina de Esquilo, Carballido en su tinta, Cherán o la democracia según cinco indias rijosas y, muy especialmente, Estridentópolis, escrita para celebrar el 70 aniversario de la UV, de la que se volvió emblema al consignar que, de alguna manera, “la Universidad Veracruzana es el sueño de unos poetas”. Todavía en los inicios de la pandemia ofreció una propuesta singular que combinaba propósitos didácticos con la observación lúdica del confinamiento de una compañía teatral en la serie de diez capítulos Díaz Mirón y Cía (2020), anunciada como “la primera serie zoom”. 

       Legom dejó muchas obras en el tintero, series de televisión diagramadas, talleres a medio impartir, videos que subir a youtube. Sabía que el final estaba cada vez más cerca, pero hasta el último instante nos habló como si aún no le tocara; estaba seguro que aún tenía mucho por hacer y enseñar. Una de sus últimas obras, Retrato de hombre caído, concluye con una despedida que él tenía preparada para comunicarse con nosotros desde el más allá: 

-       Si tan solo pudiera hablar le diría al mundo que he aprendido mucho de estar muerto.

Si tan solo pudiera hablar.

Si tan solo pudiera.

Si tan solo pudiera hablar les diría, por ejemplo, a los niños, que sean buenos y obedientes con sus padres y que no usen drogas.

Si tan solo pudiera hablar les diría que estudien mucho y respeten a los animales.

Si tan solo pudiera hablar les diría que coman frutas y verduras.

Todas esas cosas tan interesantes les diría.

Pero no puedo hablar porque estoy muerto.

Siempre estuve muerto.

Nací muerto.

Viví muerto.

Espero no seguir por mucho tiempo muerto.

Aún desaparecido de este plano, Luis Enrique, mantienes el humor y la ironía. 

 


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Referencias

 

-       De Ita, F. (2022). Esperando el final. En Salida de emergencia. Recuperado en https://sdemergencia.com/2022/05/17/esperando-el-final/?fbclid=IwAR1uvyX3PrHN3BIGxG0Q6O1Rftlz14-YOxMT9vVutLzBw-N-5jPKtnmWVzE

-       Gutierrez, L.E. (2004). Introducción a las secuencias adjetivas. En Moncada, L.M (comp.). Versus Aristóteles, ensayos sobre dramaturgia contemporánea. México, Anónimo Drama. 

-       ------------------ (2020). Dramática descriptiva. La arquitectura del relato. Xalapa. El Milagro-Universidad Veracruzana. 

-       ------------------ (2020) El rinconcito de Legom. Canal Orteuv. Recuperado en https://www.youtube.com/playlist?list=PLHVgs4waMWr5rguhwJpr81vWjg6YFb2yq

-       ------------------ (2020) Díaz Mirón y Cía. Canal Orteuv. Recuperado en https://www.youtube.com/playlist?list=PLHVgs4waMWr7wgR1GzUxBXXt_IfWF9Mzs

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Estupendo recuento de vuda y obra. Sólo una aclaración, el premio que ganó en el festuval dd Edimburgo no fue el fringe, el del montón, el de la orilla. Fue el de lujo, el oficial. De ahí la relevancia m