EXT. JARDINES EN LA FINCA DE PORFIRIO DÍAZ / DÍA
Plano secuencia: Un grupo de niños corre entre los
árboles de la finca jugando a los encantados. Todos ellos, hermosos y pulcros con sus trajes
elegantes.
En súper: Oaxaca,
1881.
Saúl (11) y Beto (10), de rasgos mestizos ambos, se esconden detrás de un
enorme tronco:
SAÚL
¿Los viste?
BETO
Es que no deja de correr.
SAÚL
¡Son azules! ¡Yo los vi!
Y señala sus propios ojos. Beto muestra su asombro y se asoma tratando de ver más allá de los árboles. Dos niñas más pequeñas, una de ellas rubia, se acercan volteando a uno y otro lado en actitud vigilante. Saúl salta de su escondite provocando el alarido de las niñas, quienes huyen de los muchachos. Saúl y Beto corren tratando de darles alcance. Siguiendo la carrera de los niños nos topamos con la mesa de las viandas. Dos hombres elegantes en sus 30 cogen un par de copas cada uno y se alejan caminando.
HOMBRE 1
Nada más regreso a México voy a ver
si quedan membresías.
HOMBRE 2
Te lo recomiendo de verdad. No sólo
se pone bueno el poker;
en el Jockey Club se cierran los mejores negocios.
HOMBRE 1
¿Es cierto que van a organizar
carreras en Peralvillo?
HOMBRE 2
¡Estamos construyendo un
hipódromo!
¿Y quién crees que es el ingeniero?
HOMBRE 1
(Asombrado)
¡No chingues!, ¿tú?
El hombre 2 sólo sonríe, vanidoso. A lo lejos se
escuchan las risas de un grupo de mujeres, junto al templete adornado para una ceremonia nupcial. Los hombre se unen a las dos damas jóvenes que platican con la cantante Angela Peralta (47 años), y les entregan sus copas.
DAMA 1
...Pero, Madame Peralta, usted ya no
debe sentir nervios.
ÁNGELA PERALTA
No se crea.
DAMA 2
Con tantos conciertos que habrá dado.
ANGELA PERALTA
Pero hace mucho que no canto en público…,
y menos frente al presidente.
DAMA 2
Díganos, ¿qué le cantaba a don
Maximiliano?
ÁNGELA PERALTA
Eso fue hace mucho tiempo…
Pero le
aseguro que no eran operetas vienesas.
Risas. Beben.
DAMA 1
¿Y a nosotros, qué nos va a cantar?
De pronto se aprecia un movimiento inusual y un rumor que
circunda: “ya llegó el presidente”… Los sirvientes corren hacia la entrada.
HOMBRE 1
¡Llegó don Manuel! ¡Vamos!
Seguimos a los invitados hacia la entrada. Los sirvientes llegan para reforzar la
comitiva de bienvenida, presidida por un empresario oaxaqueño (40), rechoncho y moreno, quien está saludando al presidente Manuel González (48) y a su esposa. El
presidente saluda de mano y ademán a algunos otros.
EMPRESARIO OAXAQUEÑO
Señor presidente, me pidió don
Porfirio que lo llevara con él en cuanto llegara.
El presidente y la comitiva avanzan hacia la cabaña, mientras las damas se quedan arropando a la primera dama.
EMPRESARIO OAXAQUEÑO
Espero que su viaje haya sido
satisfactorio.
MANUEL GONZÁLEZ
Inmejorable. ¿Ha usado usted el
ferrocarril?
¡Sólo doce horas desde México!
EMPRESARIO OAXAQUEÑO
A propósito, algunos colegas
empresarios queremos
pedirle que nos tome en cuenta.
MANUEL GONZÁLEZ
Por supuesto… ¿Para qué?
EMPRESARIO OAXAQUEÑO
Para las concesiones de la vía férrea
que piensa construir en Oaxaca.
Los acompañantes asienten interesados.
MANUEL GONZÁLEZ
(bromista)
Cómo no, le prometo hablarlo con el
señor Díaz;
ya ve que él es quien dicen que manda…
Todos ríen abiertamente. Apenas llegan a la cabaña, la puerta se abre
y aparece tras ella Don Porfirio, 51 años, recio, de rigurosa etiqueta para su
boda.
MANUEL GONZÁLEZ
¡Pero miren al novio!
DON PORFIRIO
¡Señor presidente!
MANUEL GONZÁLEZ
Te das tiempo para todo, ¿eh,
compadre?
Se dan un fuerte abrazo.
EMPRESARIO OAXAQUEÑO
¡Don Porfirio, felicidades!
Don Porfirio agradece con un gesto indiferente y entra a la cabaña con Manuel González. La puerta
se cierra detrás de ellos, dejando fuera al empresario oaxaqueño, con la risa congelada.
Frente a la cabaña pasa la niña francesa, quien sigue su carrera por el enorme
jardín. Pese a que la seguimos, nunca se aprecia con claridad su rostro.
Tampoco Beto logra ver sus ojos, a pesar de que, agazapado a la distancia,
intenta toparla de frente.
La niña pasa junto al templete y
sigue de largo. Nos quedamos con el obispo, quien brinda con otro invitado.
INVITADO
Con todo respeto, no
pensé que viviría para ver este momento. Un jerarca de la iglesia oficiando la
boda del presidente de México.
OBISPO
Ex presidente.
INVITADO
Bueno…
OBISPO
Se lo debemos a don Porfirio, claro;
gracias a él las aguas vuelven a su nivel.
INVITADO
El licenciado Juárez debe estar
revolcándose en su tumba.
OBISPO
No se crea, que también hemos
aprendido. Ahora respetamos públicamente la separación iglesia-estado…; y ya en
privado pues podemos conversar, ¿no?
INVITADO
¿Es por eso que les están devolviendo
sus propiedades?
OBISPO
Eso es lo de menos. Lo importante, si
me lo permite, es que la paz traiga la prosperidad que el país necesita. Y si
para eso la iglesia tiene que ser más discreta…
Se encoge de hombros, obviando el resto… Por detrás aparece
Carmelita Romero Rubio, de apenas 17 años, con un soberbio vestido de novia.
CARMELITA
Señor obispo. Buenos días.
OBISPO
Carmelita, mira nada más qué hermosa.
¿Y dónde está el novio?
CARMELITA
Ya fueron a avisarle.
OBISPO
Entonces nos da tiempo de acabarnos
este ponchecito…
Le extiende un vaso; sonríen y continúan la charla, mientras las Damas jóvenes se acercan para chulear a Carmelita.
Corte a
INT. SALÓN DON PORFIRIO / DÍA
Don Pofirio, Don Manuel y Manuel Romero Rubio (53) fuman puros en una plática
avanzada. Contrasta el aspecto aristocrático de Romero Rubio con
la personalidad un tanto rústica de Díaz, a pesar del traje.
MANUEL GONZÁLEZ
Manuel, debe ser difícil entregar tu hija a este ladino.
MANUEL ROMERO RUBIO
Qué le vamos a hacer, señor
presidente. Donde manda el amor…
Brindan sonrientes.
DON PORFIRIO
(A Manuel González)
(A Manuel González)
Te aviso de una vez que si finalmente
me lanzo y –claro–, si el pueblo me favorece nuevamente con su voto, estoy
pensando invitar aquí a mi suegro como secretario de Gobernación.
MANUEL GONZALEZ
Ya entiendo, tocayo; entregas una hija,
pero ganas un hueso.
MANUEL ROMERO RUBIO
Me ha pedido don Porfirio que hable
con mis viejos amigos Lerdistas para terminar de hacer las paces.
MANUEL GONZÁLEZ
No, de que es un zorro mi compadre,
lo es. Pero conste que eso te lo tendría que estar pidiendo yo como presidente, y no tu yerno…
Ríen y brindan. Tocan a la puerta, que inmediatamente se abre.
Entra un secretario a avisarles.
SECRETARIO
Disculpen la interrupción, pero los
esperan para iniciar la ceremonia.
DON PORFIRIO
(Levantánose)
Vamos al cadalso, pues.
Los otros ríen y se dirigen a la puerta.
DON PORFIRIO
Ahora los alcanzo. Oye, Pepe…
Mientras los Manueles salen y el secretario se acerca a Don
Porfirio, escuchamos lejanamente a un anunciador.
OFF ANUNCIADOR
Con ustedes, el “ruiseñor mexicano”: Ángela Peralta…
SECRETARIO
Dígame, señor.
DON PORFIRIO
¿Qué pasó con lo de los triquis?
Comienza a escucharse primero muy bajito y cada vez más cercana
la voz de Angela Peralta, cantando un aria de Elixir de amor, de Donizetti.
SECRETARIO
El ministro de obras está hablando
con ellos, señor, pero siguen sin aceptar que el ferrocarril pase por sus
tierras.
DON PORFIRIO
Busca a Nicolás y dile que lleve a
unos cuantos para convencerlos, él sabe cómo… ¡Pero en caliente!
SECRETARIO
Sí, señor.
Don Porfirio le hace un ademán que el otro ya conoce, y le pasa
el sombrero de copa del perchero. Después le abre la puerta para que salga.
Corte a
EXT. JARDÍN ENORME/ESTRADO. DÍA
La voz de Ángela Peralta inunda el espacio. Todos los
invitados, incluidos Don Pofirio y Carmelita en primera fila, se han reunido
para escucharla. Contrasta la diferencia de edad entre los novios.
Entre los invitados descubrimos a Beto, quien se asoma entre
algunos adultos y logra ver, a un metro de él, a la niña francesa. Sus miradas
chocan y Beto queda impactado con los ojos azules de
la niña.
Disolvencia a
EXT. CAMPO ABIERTO. DÍA.
Teniendo como fondo la voz de Ángela Peralta, varios hombres a caballo, encabezados por Nicolás (26), quien saca una
pistola, observan a un grupo de indígenas triquis que intenta huir. Con el último compás de la canción se escucha el primer disparo. Al fondo, cae un
indígena al que acaban de aplicar la “ley fuga”.
Los aplausos en off no se hacen esperar.
Corte a negros
Coda en Súper, mientras se siguen escuchando los aplausos:
Con el enlace Díaz-Romero Rubio se formalizó la reconciliación de la
familia política nacional, propiciando el mayor periodo de estabilidad en la
historia del México independiente. En ese periodo, conocido como de la “pax
porfiriana”, se alcanzó un estimable desarrollo económico, pero se
profundizaron las diferencias sociales y fueron disminuyendo paulatinamente las
libertades civiles.
La historia en Corto.