30/6/13

Pax Porfiriana

 

EXT. JARDINES EN LA FINCA DE PORFIRIO DÍAZ / DÍA

Plano secuencia: Un grupo de niños corre entre los árboles de la finca jugando a los encantados. Todos ellos, hermosos y pulcros con sus trajes elegantes.

En súper:  Oaxaca, 1881.

Saúl (11) y Beto (10), de rasgos mestizos ambos, se esconden detrás de un enorme tronco:

SAÚL
¿Los viste?
BETO
Es que no deja de correr. 
SAÚL
¡Son azules! ¡Yo los vi!


Y señala sus propios ojos. Beto muestra su asombro y se asoma tratando de ver más allá de los árboles.  Dos niñas más pequeñas, una de ellas rubia, se acercan volteando a uno y otro lado en actitud vigilante. Saúl salta de su escondite provocando el alarido de las niñas, quienes huyen de los muchachos. Saúl y Beto corren tratando de darles alcance.  Siguiendo la carrera de los niños nos topamos con la mesa de las viandas. Dos hombres elegantes en sus 30 cogen un par de copas cada uno y se alejan caminando.

HOMBRE 1
Nada más regreso a México voy a ver si quedan membresías.
HOMBRE 2
Te lo recomiendo de verdad. No sólo se pone bueno el poker; 
en el Jockey Club se cierran los mejores negocios.
HOMBRE 1
¿Es cierto que van a organizar carreras en Peralvillo?
HOMBRE 2
¡Estamos construyendo un hipódromo! 
¿Y quién crees que es el ingeniero?
HOMBRE 1
(Asombrado) 
¡No chingues!, ¿tú?

El hombre 2 sólo sonríe, vanidoso. A lo lejos se escuchan las risas de un grupo de mujeres, junto al templete adornado para una ceremonia nupcial. Los hombre se unen a las dos damas jóvenes que platican con la cantante Angela Peralta (47 años), y les entregan sus copas. 

DAMA 1
...Pero, Madame Peralta, usted ya no debe sentir nervios.
ÁNGELA PERALTA
No se crea.
DAMA 2
Con tantos conciertos que habrá dado.
ANGELA PERALTA
Pero hace mucho que no canto en público…, 
y menos frente al presidente.
DAMA 2
Díganos, ¿qué le cantaba a don Maximiliano?
ÁNGELA PERALTA
Eso fue hace mucho tiempo… 
Pero le aseguro que no eran operetas vienesas.

Risas. Beben.
DAMA 1
¿Y a nosotros, qué nos va a cantar?

De pronto se aprecia un movimiento inusual y un rumor que circunda: “ya llegó el presidente”… Los sirvientes corren hacia la entrada. 

HOMBRE 1
¡Llegó don Manuel! ¡Vamos!

Seguimos a los invitados hacia la entrada. Los sirvientes llegan para reforzar la comitiva de bienvenida, presidida por un empresario oaxaqueño (40), rechoncho y moreno, quien está saludando al presidente Manuel González (48) y a su esposa. El presidente saluda de mano y ademán a algunos otros. 

EMPRESARIO OAXAQUEÑO
Señor presidente, me pidió don Porfirio que lo llevara con él en cuanto llegara. 

El presidente y la comitiva avanzan hacia la cabaña, mientras las damas se quedan arropando a la primera dama.

EMPRESARIO OAXAQUEÑO
Espero que su viaje haya sido satisfactorio.
MANUEL GONZÁLEZ
Inmejorable. ¿Ha usado usted el ferrocarril? 
¡Sólo doce horas desde México!
EMPRESARIO OAXAQUEÑO
A propósito, algunos colegas empresarios queremos 
pedirle que nos tome en cuenta.
MANUEL GONZÁLEZ
Por supuesto… ¿Para qué?
EMPRESARIO OAXAQUEÑO
Para las concesiones de la vía férrea que piensa construir en Oaxaca.

Los acompañantes asienten interesados. 

MANUEL GONZÁLEZ
(bromista)
Cómo no, le prometo hablarlo con el señor Díaz; 
ya ve que él es quien dicen que manda…

Todos ríen abiertamente. Apenas llegan a la cabaña, la puerta se abre y aparece tras ella Don Porfirio, 51 años, recio, de rigurosa etiqueta para su boda.

MANUEL GONZÁLEZ
¡Pero miren al novio!
DON PORFIRIO
¡Señor presidente!
MANUEL GONZÁLEZ
Te das tiempo para todo, ¿eh, compadre?

Se dan un fuerte abrazo. 

EMPRESARIO OAXAQUEÑO
¡Don Porfirio, felicidades!

Don Porfirio agradece con un gesto indiferente y entra a la cabaña con Manuel González. La puerta se cierra detrás de ellos, dejando fuera al empresario oaxaqueño, con la risa congelada.
Frente a la cabaña pasa la niña francesa, quien sigue su carrera por el enorme jardín. Pese a que la seguimos, nunca se aprecia con claridad su rostro. 
  Tampoco Beto logra ver sus ojos, a pesar de que, agazapado a la distancia, intenta toparla de frente.
La niña pasa junto al templete y sigue de largo. Nos quedamos con el obispo, quien brinda con otro invitado.

INVITADO
Con todo respeto, no pensé que viviría para ver este momento. Un jerarca de la iglesia oficiando la boda del presidente de México.
OBISPO
Ex presidente.
INVITADO
Bueno…
OBISPO
Se lo debemos a don Porfirio, claro; gracias a él las aguas vuelven a su nivel.
INVITADO
El licenciado Juárez debe estar revolcándose en su tumba.
OBISPO
No se crea, que también hemos aprendido. Ahora respetamos públicamente la separación iglesia-estado…; y ya en privado pues podemos conversar, ¿no?
INVITADO
¿Es por eso que les están devolviendo sus propiedades?
OBISPO
Eso es lo de menos. Lo importante, si me lo permite, es que la paz traiga la prosperidad que el país necesita. Y si para eso la iglesia tiene que ser más discreta…

Se encoge de hombros, obviando el resto… Por detrás aparece Carmelita Romero Rubio, de apenas 17 años, con un soberbio vestido de novia.

CARMELITA
Señor obispo. Buenos días.
OBISPO
Carmelita, mira nada más qué hermosa. ¿Y dónde está el novio?
CARMELITA
Ya fueron a avisarle.
OBISPO
Entonces nos da tiempo de acabarnos este ponchecito…

Le extiende un vaso; sonríen y continúan la charla, mientras las Damas jóvenes se acercan para chulear a Carmelita. 
Corte a

INT. SALÓN DON PORFIRIO / DÍA

Don Pofirio, Don Manuel y Manuel Romero Rubio (53) fuman puros en una plática avanzada. Contrasta el aspecto aristocrático de Romero Rubio con la personalidad un tanto rústica de Díaz, a pesar del traje.

MANUEL GONZÁLEZ
Manuel, debe ser difícil entregar tu hija a este ladino.
MANUEL ROMERO RUBIO
Qué le vamos a hacer, señor presidente. Donde manda el amor…

Brindan sonrientes. 
DON PORFIRIO
(A Manuel González)
Te aviso de una vez que si finalmente me lanzo y –claro–, si el pueblo me favorece nuevamente con su voto, estoy pensando invitar aquí a mi suegro como secretario de Gobernación.
MANUEL GONZALEZ
Ya entiendo, tocayo; entregas una hija, pero ganas un hueso.
MANUEL ROMERO RUBIO
Me ha pedido don Porfirio que hable con mis viejos amigos Lerdistas para terminar de hacer las paces.
MANUEL GONZÁLEZ
No, de que es un zorro mi compadre, lo es. Pero conste que eso te lo tendría que estar pidiendo yo como presidente, y no tu yerno…

Ríen y brindan. Tocan a la puerta, que inmediatamente se abre. Entra un secretario a avisarles.

SECRETARIO
Disculpen la interrupción, pero los esperan para iniciar la ceremonia.
DON PORFIRIO
(Levantánose)
Vamos al cadalso, pues.

Los otros ríen y se dirigen a la puerta.

DON PORFIRIO
Ahora los alcanzo. Oye, Pepe…

Mientras los Manueles salen y el secretario se acerca a Don Porfirio, escuchamos lejanamente a un anunciador.
OFF ANUNCIADOR
Con ustedes, el “ruiseñor mexicano”: Ángela Peralta…
SECRETARIO
Dígame, señor.
DON PORFIRIO
¿Qué pasó con lo de los triquis?

Comienza a escucharse primero muy bajito y cada vez más cercana la voz de Angela Peralta, cantando un aria de Elixir de amor, de Donizetti.

SECRETARIO
El ministro de obras está hablando con ellos, señor, pero siguen sin aceptar que el ferrocarril pase por sus tierras.
DON PORFIRIO
Busca a Nicolás y dile que lleve a unos cuantos para convencerlos, él sabe cómo… ¡Pero en caliente!
SECRETARIO
Sí, señor.

Don Porfirio le hace un ademán que el otro ya conoce, y le pasa el sombrero de copa del perchero. Después le abre la puerta para que salga.
Corte a

EXT. JARDÍN ENORME/ESTRADO. DÍA

La voz de Ángela Peralta inunda el espacio. Todos los invitados, incluidos Don Pofirio y Carmelita en primera fila, se han reunido para escucharla. Contrasta la diferencia de edad entre los novios.
Entre los invitados descubrimos a Beto, quien se asoma entre algunos adultos y logra ver, a un metro de él, a la niña francesa. Sus miradas chocan y Beto queda impactado con los ojos azules de la niña.
Disolvencia a

EXT. CAMPO ABIERTO. DÍA.
Teniendo como fondo la voz de Ángela Peralta, varios hombres a caballo, encabezados por Nicolás (26), quien saca una pistola, observan a un grupo de indígenas triquis que intenta huir.  Con el último compás de la canción se escucha el primer disparo. Al fondo, cae un indígena al que acaban de aplicar la “ley fuga”.
Los aplausos en off no se hacen esperar.
Corte a negros
Coda en Súper, mientras se siguen escuchando los aplausos:
Con el enlace Díaz-Romero Rubio se formalizó la reconciliación de la familia política nacional, propiciando el mayor periodo de estabilidad en la historia del México independiente. En ese periodo, conocido como de la “pax porfiriana”, se alcanzó un estimable desarrollo económico, pero se profundizaron las diferencias sociales y fueron disminuyendo paulatinamente las libertades civiles. 
La historia en Corto.