(Adaptación de la novela de Eça de Queiroz)
La campanilla
TEODORO
Cuando esto comenzó
Era yo escribano en el gobierno.
Vivía en el ocho de Callejón de Romita;
casa de huéspedes de la viuda Limón.
Mi vida era equilibrada y tranquila:
durante la semana me ponía mis manguitos de lustrina sobre la camisa y copiaba cosas como:
“Ilustrísimo Señor: Tengo el honor de comunicar a Usted...”
“Tengo el privilegio de transmitir a Vuecencia”....
“Excelentísimo Señor, por disposición de la autoridad”...
Los domingos, en cambio, me instalaba en el comedor,
con la pipa entre los dientes,
y admiraba a la viuda Limón mientras, con clara de huevo,
quitaba la caspa al teniente Cruzalta.
VDA. LIMÓN
¡Enclenque! ¡Malagüero!